En un contexto de pandemia global, nuestro gremio, a través de esta secretaría, debe afrontar nuevos y grandes desafíos, a los ya existentes, que permita desarrollar e implementar las más variadas técnicas en lo referido a la preservación de la salud de los trabajadores.

Es un hecho fehaciente demostrado que si bien el control de aplicación de normas de seguridad favorece su cumplimiento, nada es tan efectivo como la práctica del autocontrol preventivo, para ello se debe aplicar una metodología de procedimientos operativos que permitan: analizar los posibles riesgos del trabajo, corregir los mismos, dentro de las atribuciones conferidas y prevenir para evitar la repetición o aparición de nuevos riesgos, tomando en cuenta que nadie conoce mejor la tarea que aquel que la realiza y que cada persona es el mejor guardián de sí mismo.

Crear puentes de participación y colaboración entre empleadores y trabajadores resulta no sólo importante, sino imprescindible para mantener, corregir y/o mejorar el ambiente de trabajo y la forma en que trabajamos. Incorporar nuevos paradigmas de priorización de la salud en el trabajo, aunque pareciera una tarea colosal dista mucho de ser utópica, si entendemos la misma como una inversión en lugar de un gasto.

Por ello, tenemos la firme creencia, que la capacitación constante y su subsecuente implementación en forma regular es capaz de crear hábitos saludables capaces de extenderse en el tiempo y por consiguiente generar una mejor calidad de trabajo, y principalmente, una mejor calidad de vida.

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